Que el dinero nunca podrá toserle a la miseria. Que las finanzas son un pasatiempo demasiado dañino para demasiadas personas, y demasiado "marciano" para cientos de millones de ellas. Que los bienes materiales, y hasta los servicios, nunca estarán en el mismo nivel que la necesidad. Porque el corazón se me hace más blando cuando veo pobreza, hambre o injusticia, no cuando os veo ganar dinero, hombres ricos de este mundo. Porque mi vida la componen cientos de corazones y de almas, no los euros que aderezan mi cuenta corriente.
Que los ojos de un rico no tienen por qué ser más sabios que los del pobre; si acaso, más ricos, pero sólo eso. Que la sabiduría no entiende de billetes, e incluso a veces nos rehúye. Que el amor va por una ruta distinta al dinero. Que no se conocen, no quieren conocerse. Lo más cerca que el dinero ha estado del amor ha sido cuando conoció a su primo segundo: el sexo. Pero nada más.
Que las manos de quien no tiene son igual de grandes que las del rico, aunque un poco menos llenas.
Que el dinero no puede trascender, que no tiene vida.
A ver si nos entendemos...
1 comentario:
muy bonita entrada.
échale un ojo a este vídeo si no lo has hecho ya...
Un saludo!
rafa
Publicar un comentario