Simplemente esto es el preludio. Pero no uno cualquiera, sino uno de los buenos. De esos que suenan sabiendo que indefectiblemente sonará luego el primer tiempo, independientemente de que al público le guste el comienzo.
Introduzco la obra, avisando de mis intenciones. Transcribir mis ideas al modo del adolescente ya es agua pasada; tuve mi época en la que me daa igual si alguien me leía o no. Pero ahora el tiempo está caro. Si nadie va a leer lo que escribo mejor me voy a dar una vuelta por el Capricho, que bastante bien conozco ya mi filosofía. Pero si alguien se digna a perder un poco de tiempo, o algunos euros, que al fin y al cabo es lo mismo, seguiré escribiendo, no para mí, sino para él.
Como dijo alguien alguna vez: alea jacta est. O por lo menos en lo que a mi forma de vivir se refiere. Y en este blog espero que comprendáis el por qué del uso de esa expresión latina que tanto aparecía en aquellos cómics de Goscini y Uderzo (o como se escriba, que no soy francés).
Nada más. Como dije, esto es sólo el preludio. Al menos el primer tiempo sonará después. Luego, ya veremos.
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