viernes, 4 de septiembre de 2009

Está tan cerca eso de poder estar muerto...

Está tan cerca la posibilidad de abandonar la vida como se abandona, en contra de la voluntad, el hogar...
Tiene tan poco sentido forzar lo inevitable, como si pudiera evitarse, o al menos aminorar la velocidad de su cumplimiento...
Tan débil es nuestro aliento que si dejara de escucharse habría segundos de incertidumbre, de grises, aunque vivir o morir sea cosa de negros y blancos. Pero me consuela saber que miro a la muerte por encima del hombro y no me tiemblan los ojos. Me consuela conocer la verdad acerca de ese vasto paraje, de aquél escenario de tantas historias, tantas mentiras, y algunas que otras verdades. Y me alegra formar parte de esa montaña de inocencia y de firmeza al mismo tiempo, y soñar con que habrá mañana, en esta vida o en la buena, con lágrimas o con palmas, con segundos, minutos y horas o con eternidad.
Está tan cerca la posibilidad de abandonar la vida como se abandona, en contra de la voluntad, el hogar...que, con mucho gusto, hace tiempo que hice las maletas.